Científico cubano describe caos en la ganadería
Dijo que el sector se encuentra en una espiral regresiva
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
La ganadería cubana se encuentra en una espiral regresiva que
no se resuelve
clonando una famosa vaca sino invirtiendo seriamente en la investigación,
la
alimentación y el desarrollo del sector, dijo ayer en Miami
un importante
científico cubano.
``Sí, la pueden clonar, ¿y qué? El problema de
Cuba no es un vaca; sino
decenas de miles de vacas que produzcan alimentos para el país.
Y de la forma
en que lo estamos haciendo no lo vamos a lograr'', sostuvo el investigador
titular
del Instituto de Ciencia Animal de Cuba, Andrés Molina Valdés,
de 67 años,
quien acaba de pedir asilo político en Estados Unidos.
El investigador se refería al reciente anuncio de que científicos
de la isla se
aprestan a clonar la célebre vaca Ubre Blanca, cuyas extraordinarias
producciones de leche en los años 80 desplazaron por semanas
de las primeras
páginas de la prensa oficial a muchos dignatarios comunistas.
Según Molina, la crisis en el sector agropecuario es crítica.
``Hacen mucho
menos ganado del que deberían hacer y se está muriendo
mucho más del que
debería morirse. Y el que sobrevive no tiene los niveles de
productividad que se
necesita. Es un circulo vicioso, una espiral regresiva'', dijo.
El investigador cubano, con una experiencia de más de 35 años
en el sector,
explicó que el mundo científico cubano es un mundo de
estamentos, donde
determinados institutos reciben una atención especial mientras
otros han sido
dejados a la buena de Dios, luchando sus miembros diariamente, palmo
a palmo
por un lugar al sol.
Por ejemplo, subrayó Molina, ``mi Instituto ha estado casi olvidado
en recursos,
no hay reactivos; en mi área somos 16 investigadores con apenas
una
computadora para todos, pero sin acceso a internet; y para lograrlo
tenemos que
hacerlo a través de una persona, la única autorizada
a operar la máquina y
acceder a búsquedas''.
``¿Se imaginan el atraso que eso significa en relación
a la superación
académica de cada uno de nosotros?'', enfatizó.
Pero hay más. Los investigadores viven en situación de
suma dificultad, con
salarios muy bajos y una prohibición absoluta de abandonar la
profesión en
busca de nuevos horizontes.
``En mi caso que teníia la calificación más alta
recibía un salario básico de 400
pesos ($19). Un aspirante a investigador ronda los 200 pesos. La cosa
se agrava
porque hay una regulación del Ministerio de Educación
Superior que prohibe a
los profesionales de mi rama, así como médicos y abogados,
ejercer cualquier
otro empleo por cuenta propia'', dijo Molina Valdés.
Según el científico, las movilizaciones de masas que el
gobierno está obligando
a la población en los últimos 8 meses, han tenido un
costo productivo.
``Ese es uno de los mayores problemas que hay en Cuba. Si no trabajas
no
produces, y sin producción el país no avanza. Eso es
algo que ha pesado
mucho en mi conciencia y mis análisis sobre el futuro del país.
Si no se trabaja
y no hay recursos para trabajar, entonces no hay futuro económico'',
afirmó.
Además, recordó, ``tenemos una baja productividad por
deficiencias en la
organización y dirección, y porque las decisiones técnicas
y económicas no la
toman los técnicos y científicos, sino que son políticas''.
Y, ¿cómo resuelve en Cuba un investigador, el dilema de
la verdad científica
contra una verdad política?: ``Viviendo una doble personalidad.
Es la única
salida. O escaparse como hice yo'', aseguró.