Canadá defiende su política hacia Cuba
PABLO ALFONSO
El Nuevo Herald
El gobierno de Canadá considera que su abierto rechazo
a las sanciones
económicas contra Cuba y sus buenas relaciones diplomáticas
y
comerciales con la isla le permiten jugar un efectivo papel como
facilitador de cambios democráticos en el régimen
cubano.
``Pensamos que como importantes socios comerciales de Cuba, estamos
en una posición muy favorable para sostener con los cubanos
un diálogo
más abierto y franco que otros países'', afirmó
Peter M. Boehm,
embajador de Canadá ante la Organización de Estados
Americanos
(OEA).
Durante una entrevista concedida en Washington a El Nuevo Herald,
Boehm explicó ampliamente los aspectos más significativos
de la política
canadiense hacia Cuba que, a lo largo de estas últimas
cuatro décadas,
ha sido severamente criticada por amplios sectores del exilio
cubano.
``La política de Canadá no es apoyar el autoritarismo
o sugerir que no
hay problemas en Cuba'', afirmó Boehm. ``Nuestra política
está diseñada
para alentar a Cuba a trabajar por el cambio, y en varias oportunidades
hemos expresado a las más altas autoridades de ese país,
nuestra
preocupación por la falta de respeto a los derechos civiles
y políticos de
las cubanos''.
Boehm, de 44 años, fue segundo secretario de la Embajada
de Canadá
en La Habana desde 1983 hasta 1986. Más tarde fue enviado
a Costa
Rica, donde atendió como diplomático canadiense
a la región
centroamericana desde 1988 hasta 1992, cuando fue designado a
su
actual posición como embajador de Canadá en la
OEA.
El Nuevo Herald: Año tras año, Canadá ha
votado en Naciones Unidas,
en Ginebra, a favor de una resolución de condena a Cuba
por las
violaciones a los derechos humanos en la isla. ¿No hay
contradicción
entre esa actitud y las buenas relaciones diplomáticas
y económicas que
su país tiene con el régimen de Fidel Castro?
Peter Boehm: No somos los únicos. No es diferente de lo
que hacen los
europeos. Nosotros tenemos unas discusiones muy francas con Cuba
sobre el tema de derechos humanos. Por ejemplo, nuestro primer
ministro, como otros líderes, pidió durante su
visita a Cuba la liberación
del llamado Grupo de los Cuatro, y estamos enfocados en eso.
Canadá y España alternan el primer lugar como países
inversionistas en
Cuba. Después de la desaparición de la Unión
Soviética, somos los
primeros socios comerciales de Cuba.
Algunos podrían pensar que esa asistencia hace al régimen
autoritario
más eficiente. Sin embargo, nosotros pensamos que lo hará
más abierto,
más transparente y con mayor capacidad de moverse hacia
la
democracia.
ENH: ¿Usted cree que la política de sanciones económicas
a Cuba ha
sido más perjudicial que beneficiosa para las fuerzas
democráticas en la
isla?
PB: Sin duda alguna. El embargo norteamericano ha sido relativamente
ineficaz en todos estos años. Y por supuesto, Canadá
rechaza los
aspectos extraterritoriales de leyes como la Helms-Burton o la
Torricelli.
Queremos los mismos fines de democratización en Cuba que
Estados
Unidos, pero tenemos formas diferentes.
ENH: ¿Cree usted que Canadá ha logrado más
con su política que
Estados Unidos para favorecer la democracia en Cuba?
PB: Es difícil responder así, porque los intereses
son diferentes. En
Estados Unidos hay una gran población de cubanoamericanos
que
influye en la política de ese país hacia Cuba.
Nuestro interés es que en Cuba exista una sociedad más
democrática,
más abierta, y pensamos que mediante un diálogo
franco eso puede
lograrse.
ENH: ¿Mantiene Canadá contactos con grupos de disidentes
y de
derechos humanos en Cuba?
PB: Sí, definitivamente. Hablamos con todos y eso es conocido
por las
autoridades. Es la misma política que mantiene Canadá
con otros países.
Tenemos una relación estrecha con el cardenal Jaime Ortega
y con los
principales disidentes; Elizardo Sánchez, por ejemplo.
ENH: Canadá y México fueron los dos únicos
países de este hemisferio
que mantuvieron sus relaciones diplomáticas y comerciales
con Cuba,
cuando el régimen de Fidel Castro se proclamó marxista-leninista
a
principios de la década de 1960. ¿Cómo definiría
usted esa política?
PB: Ante todo, hay que recordar que cuando Cuba fue expulsada
de la
OEA en 1962, Canadá no formaba parte todavía de
ese organismo.
Ingresamos en 1990.
De cualquier forma, nuestras relaciones diplomáticas con
Cuba han sido
estrictamente normales desde que ambos estados las establecieron
en
1945.
Con Cuba hemos mantenido puntos de colaboración técnica,
cooperación en el área de la pesca, porque hay
muchos barcos cubanos
que pescan en aguas próximas a Canadá, y acuerdos
de cooperación
agrícola, particularmente en el desarrollo genético
de la ganadería
cubana.
ENH: ¿Toda esa asistencia ha sido gubernamental?
PB: Sí, pero pusimos fin a esa colaboración cuando
las fuerzas cubanas
intervinieron en Angola y Mozambique, en Africa, a mediados de
la
década de 1970.
Sin embargo, en 1994 reiniciamos esa colaboración técnica,
ampliada a
otras áreas, en el marco de los 14 puntos de la Declaración
Conjunta
firmada entre los cancilleres de Canadá y Cuba en 1997.
Es decir, tenemos un marco de acuerdo bilateral. Otros países
no tienen
eso en su relación con Cuba, y queremos pensar que este
marco tiene,
por ejemplo, un impacto para la discusión sobre derechos
humanos.
CANADA Y LA ISLA EN BREVE
El comercio bilateral entre Canadá y Cuba
supera los $700 millones
anuales.
Después de Rusia, Canadá es el mayor mercado exportador de Cuba.
El turismo canadiense a Cuba se ha incrementado notablemente
a
partir de 1970. En 1997 un total de 170,000 canadienses viajaron
como
turistas a la isla.
La Agencia Internacional para el Desarrollo de Canadá
(CIDA) asignó
el pasado año $1.2 millones para organizaciones no gubernamentales
en
Cuba.
Desde 1994 hasta 1997 la CIDA ha otorgado $12.5 millones
a Cuba
en asistencia, incluidos $5 millones en alimentos.
Entre otros proyectos sociales, Canadá participa
en: una campaña
pública contra el dengue patrocinada por la Universidad
de Quebec; un
proyecto de protección al medio ambiente en la Ciénaga
de Zapata
auspiciado por el Fondo Mundial Canadiense para la Fauna Silvestre;
y
un proyecto de desarrollo de agua potable en la provincia de
Villa Clara.
Copyright © 1999 El Nuevo Herald