El Nuevo Herald
November 8, 1998
 
Académicos debaten sobre pasado y futuro de Cuba

 PABLO ALFONSO
 El Nuevo Herald

 A 100 años del fin de las guerras cubanas por la independencia, los
 problemas que afrontó la nueva república continúan gravitando
 actualmente sobre el destino nacional y plantean un reto para solucionarla
 crisis que atraviesa la nación cubana, según la opinión participantes en un
 seminario que concluyó el viernes en la Universidad Internacional de la
 Florida (FIU).

 ``El futuro cubano sigue siendo incierto'', afirmó Javier Figueroa,
 profesor de historia de la Universidad de Puerto Rico durante su
 disertación en el seminario titulado ``El Tratado de París de 1898'', que
 durante jueves y viernes sesionó en la Universidad de Miami y en FIU,
 respectivamente.

 Figueroa destacó que la evolución de la sociedad cubana se ha movido
 históricamente entre dos polos o corrientes de pensamiento que identificó
 como los que plantean que la política cubana debe buscar la
 ``complementaridad'' con Estados Unidos y los que sostienen la práctica
 del nacionalismo económico como uno de los fundamentos esenciales de
 la soberanía.

 ``El proceso iniciado en 1959, no parece haber resuelto la controversia
 que atrapa a la sociedad cubana desde hace tiempo, el debate continúa
 moviéndose entre esos dos polos'', indicó Figuroa.

 Refiriéndose al régimen castrista implantado en Cuba desde casi 40
 años, Figueroa dijo que ``aunque se proclama que el estado cubano
 ejerce la plena soberanía sobre el país, hay otros problemas que quedan
 sin solución''. Citó entre otros: la política económica, la democracia, la
 soberanía de los ciudadanos, y la discriminación racial.

 ``En ese sentido, la república parece transitar por viejos caminos'',
 subrayó Figueroa.

 Por su parte Rafael Hernández, del Centro de Investigación y Desarrollo
 de la Cultura Cuba de La Habana, señaló que la isla encara actualmente
 retos semejantes a los de hace 100 años.

 ``Lo que estaba en juego en Cuba a fines del siglo pasado era la
 existencia de Cuba como una nación independiente, autodeterminada y
 con posibilidades de desarrollo autónomo y creo que eso está en el
 fondo de la problemática actual'', apuntó.

 Las distintas actitudes que se asuman con el problema de Cuba, dijo
 Hernández, tienen mucho que ver con las visiones que se tienen acerca
 de cuál es el camino correcto para enfrentar los desafíos que el país tiene
 en esos distintos ámbitos.

 ``Yo creo que el problema de la independencia nacional sigue siendo hoy
 un problema central para el desarrollo y la viabilidad de Cuba como
 nación'', subrayó.

 La evolución del actual proceso político en Cuba, según Hernández,
 enfrenta también dos polos de pensamiento que no logran
 complementarse y que están representados, de manera general, entre los
 que preven la posibilidad de implementar reformas o los que piensan que
 es necesario producir cambios drásticos y subvertir completamente la
 situación.

 ``Eso también está en el horizonte de perspectivas'', indicó Hernández.

 En ese sentido la generación actual se plantea un dilema semejante a al
 que se plantearon autonomistas, reformistas y separatistas a fines del
 siglo pasado y los que vieron nacer una república con soberanía limitada.

 ``Yo creo que de nuevo se plantea en qué medida se está más apegado
 a la realidad y a las posibilidades efectivas de desarrollo del país: pensar
 en un proceso paulatino de cambios o pensar en la necesidad de quebrar
 el régimen tal como existe'', afirmó Hernández.

 Graciela Cruz-Taura, profesora de historia de la Universidad Atlántica
 de la Florida, señaló que la incertidumbre sobre el futuro de Cuba
 continúa ``y en todo caso las opciones parecían más claras''.

 ``Hace 100 años habían dos tendencias claras: los autonomistas y los
 separatistas, e inclusive los anexionistas eran otra posibilidad en esa
 ecuación'', indicó Cruz-Taura, que desestimó esta última posibilidad en el
 momento actual.

 ``Yo creo que sería muy difícil hablar de una Cuba incorporada a los
 Estados Unidos'', subrayó Cruz-Taura.

 Pase lo que pase en el país, dijo Cruz-Taura, Cuba seguirá siendo una
 república independiente, aunque queda por ver hasta qué punto habrá en
 esa futura república una verdadera soberanía, un estado de derecho,
 porque yo creo que pasaremos mucho tiempo arrastrando las
 consecuencias del proceso actual.

 ``Siento ser tan pesimista, pero no lo veo de otra forma'', apuntó.
 

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