El corazón está matando a los cubanos
LA HABANA
CARLOS BATISTA / AFP
Las enfermedades del corazón están matando silenciosamente
a los cubanos, pese a recientes programas
médicos y a campañas oficiales contra factores de riesgo
como el sedentarismo y la mala alimentación.
Las ambulancias especializadas en dolencias cardíacas a toda carrera
forman parte del escenario habitual de La
Habana, donde se han habilitado en los últimos años cardiocentros,
salas de terapia intensiva, policlínicos de
urgencia y otras unidades destinadas a disminuir la fatídica incidencia
de la enfermedad.
Pero las estadísticas marchan inexorables: las enfermedades del
corazón mantienen su largo reinado sobre las
principales causas de muerte en Cuba, seguidas de los tumores malignos,
las enfermedades cerebrovasculares,
la influenza y la neumonía y los accidentes.
La lista la completan las enfermedades de las arterias, los suicidios,
la diabetes, la cirrosis, otras enfermedades
del hígado y la bronquitis.
La edición más reciente del Anuario Estadístico Cuba
señala que la cifra de decesos por trastornos cardiacos se
mantuvo por encima de los 20,000 durante la década del 90.
Un total de 21,759 personas murieron en 1993 debido a problemas cardiacos
--cuando la crisis económica tocó
fondo-- marcando una tendencia creciente hasta 1996, cuando fallecieron
22,702 personas. A partir de entonces,
la tendencia comenzó a decrecer hasta 21,517 en 1999, último
dato disponible. De las enfermedades del corazón,
las que más afectan a los cubanos son las insuficiencias cardíacas
y las cardiopatías isquémicas, a las que se les
atribuye el 80 por ciento de las muertes.
Según declaró al oficial semanario Trabajadores la doctora
Giselle Deps Pérez, especialista del Instituto de
Cardiología y Cirugía Cardiovascular, esos problemas tienen
mas incidencia en los hombres que en las mujeres,
y sobre todo cuando sobrepasan los 40 años.
Para la especialista, existen factores de riesgo inevitables, relativos
a los antecedentes patológicos familiares y a
determinados grupos sanguíneos. Pero otros factores son controlables,
como el exceso de grasa en la sangre, la
hipertensión y la diabetes.
Los medios de difusión masiva realizan una intensa campaña
en contra de los factores de riesgo evitables: el
hábito de fumar, la obesidad, el sedentarismo, el exceso de ácido
úrico en la sangre y el estrés, pero muchas
personas no se dan por aludidas hasta que aparece el primer aviso.
Los especialistas han avalado recientemente una nueva causa, el exceso
de hemocisteína, provocado por una
insuficiente ingestión de vegetales, frutas, ácido fólico
y vitaminas del complejo B.