El Nuevo Herald
12 de abril de 2001

Un "fantasma'' del Barrio Chino habanero recibirá a Jiang Zemin

El presidente de China arriba hoy a la isla en visita oficial

VIVIAN SEQUERA / Associated Press
LA HABANA

Los más ancianos recuerdan un pasado lleno de esplendor, con calles saturadas
de restaurantes y tiendas.

``Ahora ya no hay nada'', afirma Fausto Eng, parado detrás del mostrador de la
destartalada farmacia, con vacíos estantes de madera, en el Barrio Chino de La
Habana. ``Todo fue desapareciendo'', agrega Eng, de 79 años, casi 50 de ellos
viviendo en Cuba, adonde llegó en 1953 desde su lejana China natal.

A dos cuadras de la farmacia, un destartalado edificio alberga en la planta baja
la sede del Kwong Wah Po, o China Resplandeciente, un periódico fundado en
1928 y hoy convertido en un semanario de cuatro páginas.

Al igual que el periódico o las mismas calles, el Barrio Chino, en el centro de La
Habana, es hoy un pálido recuerdo de aquel deslumbrante pasado que parecen
atesorar sus herederos.

Con la llegada hoy a la isla del presidente de China, Jiang Zemin, quien
permanecerá en el país hasta el 15 de abril, esa comunidad vuelve a convertirse
en una suerte de curiosidad.

Asentados en la isla desde 1847, los primeros 200 chinos llegados a Cuba
desde la provincia de Cantón fueron traídos por hacendados y comerciantes
españoles para una experimento de sustitución de la mano esclava negra, cuya
trata ya estaba prohibida por Francia e Inglaterra, recuenta Alfonso Chao,
presidente del ``Casino Chung Wah'' o el principal club chino del barrio.

Con el tiempo, dice Chao, los chinos pasaron al cuidado de las cocinas,
lavanderías y cultivos de vegetales en las haciendas de azúcar y tabaco. En
1886 fue abolida la esclavitud y la importación de esa mano de obra china
finalizó en 1871.

Prosperaron entonces en el comercio, cuenta Chao, con lavanderías y venta de
verduras, los restaurantes y hasta un banco. Fueron los tiempos en que muchos
trajeron a sus parientes desde la lejana China.

Era una comunidad que superaba las 30,000 personas, con su principal
asentamiento en La Habana, y un segundo en Santiago de Cuba.

Con la llegada al poder del gobernante Fidel Castro, en enero de 1959, muchos
salieron de Cuba, vía Estados Unidos, y la mayoría de los comercios fueron
desapareciendo.

Hoy la comunidad china en la isla se estima en unas 2,000 personas, poco más
de 300 de ellas nacidas en China y entre los 75 y 80 años, cuenta Chao, quien
nacido en Cuba aprendió el mandarín de su padre, llegado a comienzos del siglo
pasado.

De los comercios, ahora sólo quedan 13 ``sociedades'' o restaurantes, en los
cuales los cocineros pasan ``las de Caín'' para conseguir los ingredientes que
han hecho famoso el arte culinario chino.

Francisco Lee, uno de los administradores del restaurante o sociedad Los Dos
Dragones recuerda aquellos días de revolución sin mayores tropiezos.

Hoy Los Dos Dragones decora una pared con sendas fotos en blanco y negro
del gobernante Fidel Castro y su hermano, Raúl, el ministro de las Fuerzas
Armadas, cada uno comiendo en Pacífico, el más famoso restaurante chino en
los años 50.