Un "fantasma'' del Barrio Chino habanero recibirá a Jiang Zemin
El presidente de China arriba hoy a la isla en visita oficial
VIVIAN SEQUERA / Associated Press
LA HABANA
Los más ancianos recuerdan un pasado lleno de esplendor, con
calles saturadas
de restaurantes y tiendas.
``Ahora ya no hay nada'', afirma Fausto Eng, parado detrás del
mostrador de la
destartalada farmacia, con vacíos estantes de madera, en el
Barrio Chino de La
Habana. ``Todo fue desapareciendo'', agrega Eng, de 79 años,
casi 50 de ellos
viviendo en Cuba, adonde llegó en 1953 desde su lejana China
natal.
A dos cuadras de la farmacia, un destartalado edificio alberga en la
planta baja
la sede del Kwong Wah Po, o China Resplandeciente, un periódico
fundado en
1928 y hoy convertido en un semanario de cuatro páginas.
Al igual que el periódico o las mismas calles, el Barrio Chino,
en el centro de La
Habana, es hoy un pálido recuerdo de aquel deslumbrante pasado
que parecen
atesorar sus herederos.
Con la llegada hoy a la isla del presidente de China, Jiang Zemin, quien
permanecerá en el país hasta el 15 de abril, esa comunidad
vuelve a convertirse
en una suerte de curiosidad.
Asentados en la isla desde 1847, los primeros 200 chinos llegados a
Cuba
desde la provincia de Cantón fueron traídos por hacendados
y comerciantes
españoles para una experimento de sustitución de la mano
esclava negra, cuya
trata ya estaba prohibida por Francia e Inglaterra, recuenta Alfonso
Chao,
presidente del ``Casino Chung Wah'' o el principal club chino del barrio.
Con el tiempo, dice Chao, los chinos pasaron al cuidado de las cocinas,
lavanderías y cultivos de vegetales en las haciendas de azúcar
y tabaco. En
1886 fue abolida la esclavitud y la importación de esa mano
de obra china
finalizó en 1871.
Prosperaron entonces en el comercio, cuenta Chao, con lavanderías
y venta de
verduras, los restaurantes y hasta un banco. Fueron los tiempos en
que muchos
trajeron a sus parientes desde la lejana China.
Era una comunidad que superaba las 30,000 personas, con su principal
asentamiento en La Habana, y un segundo en Santiago de Cuba.
Con la llegada al poder del gobernante Fidel Castro, en enero de 1959,
muchos
salieron de Cuba, vía Estados Unidos, y la mayoría de
los comercios fueron
desapareciendo.
Hoy la comunidad china en la isla se estima en unas 2,000 personas,
poco más
de 300 de ellas nacidas en China y entre los 75 y 80 años, cuenta
Chao, quien
nacido en Cuba aprendió el mandarín de su padre, llegado
a comienzos del siglo
pasado.
De los comercios, ahora sólo quedan 13 ``sociedades'' o restaurantes,
en los
cuales los cocineros pasan ``las de Caín'' para conseguir los
ingredientes que
han hecho famoso el arte culinario chino.
Francisco Lee, uno de los administradores del restaurante o sociedad
Los Dos
Dragones recuerda aquellos días de revolución sin mayores
tropiezos.
Hoy Los Dos Dragones decora una pared con sendas fotos en blanco y negro
del gobernante Fidel Castro y su hermano, Raúl, el ministro
de las Fuerzas
Armadas, cada uno comiendo en Pacífico, el más famoso
restaurante chino en
los años 50.