El Nuevo Herald
22 de noviembre de 1998

`Asere', en Cuba no te dejan vivir

MANUEL VAZQUEZ PORTAL

 La Habana-- Ser negro en Cuba es como tener un cartel en la frente que
 diga ``delincuente peligroso''. ``No te dejan vivir, `asere', no te dejan
 vivir'', afirmó Nemesio la otra tarde y luego siguió explicando: ``En una
 sola calle, aunque tú andes más compuesto que un figurín, te piden el
 carnet tres veces y al final, aunque no te hayas espantado ni una mosca
 del hombro, te montan en un camión o en un patrullero y te mandan para
 la estación de policía y allí, con un poco de suerte, te pasas tres o cuatro
 horas esperando a que comprueben que tú no estás en nada y, sin
 siquiera pedirte disculpas, te sueltan y vuelve la historia, porque apenas
 vuelves a coger la calle te vuelven a pedir el carnet, te vuelven a cargar,
 te vuelven a sonar tres o cuatro horas en la estación y te vuelven a soltar.
 En un solo día puedes, nada más que por ser negro, caer preso un par
 de veces''.

 Sin embargo la constitución, los periódicos y los discursos de los jefes
 dicen que no hay racismo en Cuba.

 Vaya prueba de lo contrario esto que acabo de contarle. Y no sólo
 negro, si eres mujer no te atrevas a estar buenota y andar vestidita a la
 moda (que es como decir uniformada, porque aquí toda la ropa que
 venden es igual). Te confunden con una jinetera y no hay manera de que
 no te falten el respeto cada dos cuadras. Se te acerca esta vez una
 policía con cara de envidia o un policía con ojos libidinosos, te mira de
 arriba a abajo, te pide el carnet y si no estás clara también te mandan
 para la estación. Si sales bien y no te conducen (como dicen ellos), no
 creas que te piden disculpas ni mucho menos. Nada de eso, aumentan la
 falta de respeto cuando tratan de explicarte: ``Es que pareces una
 jinetera, mijita''.

 No se puede afirmar que en Cuba haya racismo ni discriminación de la
 mujer. Lo que ocurre es que la población mayoritaria de la nación está
 compuesta por mujeres y negros o mestizos y, como la economía anda
 patas arriba, se ha desarrollado vertiginosamente la prostitución y la
 delincuencia.

 El estado está desesperado y toma medidas desesperadas. La policía
 sale a la calle bajo este desespero y al primer negrito o buena hembra
 que se les atraviese, ahí mismo le echan el guante. Ellos no tienen la
 culpa, la culpa hay que buscarla en otro lado. La policía es solamente un
 instrumento, que mal usado puede crear más problemas que los ya
 existentes. ``Por lo pronto ande al hilo, que el sol de los trópicos pone
 oscurito a cualquiera''.

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