La DEA implicada en trato con terroristas
GERARDO REYES/ El Nuevo Herald
BOGOTA
En su lucha desesperada por atrapar al narcotraficante
Pablo Escobar, los gobiernos de Estados Unidos y
Colombia se aliaron a una temible organización criminal
que fue responsable de la muerte de decenas de
colaboradores y amigos del capo en 1993, según
testimonios y documentos obtenidos por El Nuevo
Herald.
Uno de los ex colaboradores de la organización criminal
conocida como Los Pepes (Perseguidos por Pablo
Escobar) dijo a El Nuevo Herald que la DEA
cohonestaba con las actividades de esa organización y
algunos de sus miembros mantuvieron contactos
directos con el agente de la DEA, Javier Peña, quien
trabajaba en Medellín.
Peña era el enlace de la DEA con el Bloque de
Búsqueda de la Policía Nacional.
"Los americanos se tapaban los ojos para no ver lo que
Los Pepes hacían, pero ellos sabían perfectamente lo
que hacían", dijo el ex colaborador de la organización
que pidió ser identificado solamente como Rubén. "Al
fin
de cuentas teníamos el mismo enemigo".
Peña es hoy el subdirector de la oficina de la DEA en
Colombia.
La ley de Estados Unidos prohíbe a las dependencias del gobierno
trabajar
conjuntamente con organizaciones al margen de la ley y mucho menos
si se
trata de personas involuccradas en crímenes violentos.
Los Pepes estaban patrocinados por el Cartel de Cali, líderes
paramilitares, una
legión de familiares y amigos de víctimas de Escobar
y colaboradores del capo
del Cartel de Medellín que a última hora decidieron "voltearse"
contra su jefe para
salvar su pellejo ante las amenazas contra su vida.
"La DEA nunca se ha comprometido deliberadamente ni condona acciones
de
organizaciones paramilitares o terroristas", dijo en una declaración
por escrito el
vocero de la DEA en Washington, Michael Chapman. "Sin embargo, la
recaudación de información relacionada con actividades
de narcotráfico de
organizaciones como Los Pepes es uno de los papeles vitales de la DEA".
De acuerdo con documentos oficiales y testimonios de la época,
Los Pepes
fueron responsables de la muerte de centenares de personas entre quienes
se
encontraban familiares, abogados y lugartenientes de Escobar.
"Lo muertos nadie los ha terminado de contar, pero yo creo que eran
un
promedio de seis al día, durante casi un año", dijo Rubén.
Los Pepes estaban bajo el mando militar de los hermanos Fidel y Carlos
Castaño, fundadores del paramilitarismo en Colombia que declararon
la guerra a
Escobar en respuesta a la persecución que el capo dirigió
contra ellos y amigos
suyos desde que se encontraba preso en la cárcel de La Catedral.
Fidel murió en un combate en septiembre de 1994 y Carlos es hoy
el líder de los
temibles grupos paramilitares de Colombia, condenados enérgicamente
por el
gobierno de Estados Unidos por las masacres que se han atribuido en
desarrollo
de su guerra privada contra la guerrilla.
Los Castaño y otros miembros de Los Pepes, según dijo
un ex asesor jurídico
de Escobar, entraban y salían a la escuela Carlos Holguín,
sede del Bloque de
Búsqueda de la Policía Nacional en Medellín, que
tenía como misión exclusiva la
persecución de Escobar.
"Es como si fueran parte del Bloque de Búsqueda", dijo el abogado.
"Ahí mismo,
en ese búnker, dormía Peña, el agente de la DEA".
En un gesto de agradecimiento por su cooperación, dijo Rubén,
el ex
colaborador de Los Pepes, la Embajada de Estados Unidos expidió
una visa a
"Don Berna", unos de los más activos miembros de la organización
para que
asistiera a la Copa Mundial de Fútbol en Los Angeles en 1994.
Don Berna fue guardaespaldas de Fernando Galeano, quien fue torturado
y
muerto por Pablo Escobar en la cárcel de La Catedral.
La DEA no hizo referencia en su respuesta a El Nuevo Herald sobre el
otorgamiento de la visa a Don Berna, a quien se le acusa en Colombia
de dirigir
una banda de mercernarios conocida como Las Terrazas, con sede en Medellín.
El vocero de la DEA explicó que desde mediados de los años
80 hasta
mediados de los 90, agentes de ese organismo así como miembros
de otras
dependencias del gobierno americano, "trabajaron orgullosamente con
la Policía
de Colombia para combatir los poderosos carteles".
El coronel Oscar Naranjo, quien dirigía los servicios de inteligencia
de la Policía
colombiana durante la persecución de Pablo Escobar, dijo que
había un "canal
de comunicación directo entre la policía y Los Pepes"
de cuya existencia sabían
y se nutrían las dependencias antinarcóticos de Estados
Unidos.
Naranjo, sin embargo, negó cualquier relación de complicidad
con esa
organización.
Durante casi un año de operaciones, ninguno de los cabecillas
de Los Pepes fue
arrestado aunque el gobierno ofreció una jugosa recompensa a
quien diera
información sobre ellos. Al menos en una ocasión el entonces
fiscal de
Colombia, Gustavo De Greiff, expresó su extrañeza por
la impunidad con que
operaba el grupo de mercenarios.
"Me parece que hay algo raro ahí", dijo de Greiff en octubre
de 1992. La fiscalía
ofreció protección a los parientes de Escobar.
Antes de la creación de Los Pepes, el Cartel de Cali trabajó
conjuntamente con
los organismos de inteligencia de los gobierno de los presidentes Virgilio
Barco
y Cesar Gaviria para dar con el paradero de Escobar.
La colaboración fue tan cercana que el cartel utilizó
la intermediación de un
hermano del presidente Barco, Jorge Barco, para llevar información
a los
organismos de seguridad del gobierno, según documentos de la
fiscalía
obtenidos por El Nuevo Herald.
En una declaración bajo juramente rendida por el jefe del cartel
de Cali, Miguel
Rodríguez Orejuela, éste mencionó el nombre del
hermano del presidente como
intermediario entre el cartel y el gobierno. Rodríguez relató
a un fiscal
colombiano la forma cómo operaba un sistema de alertas de los
atentados que
planeaba Escobar contra políticos, periodistas y policías.
Escobar cayó abatido al tratar de huir por el tejado de una casa
del barrio de Los
Olivos de Medellín, el 2 de diciembre. Murió descalzo
y con una pistola en la
mano.