El Nuevo Herald
16 de octubre de 2000

Cártel de Cali, gobierno y DEA contra Pablo Escobar

GERARDO REYES/ El Nuevo Herald
BOGOTA

En la guerra contra Pablo Escobar, todo valía,
incluso las alianzas con sus enemigos.
Durante años, los organismos antinarcóticos
de Colombia e indirectamente de Estados
Unidos, dependieron en buena parte de la
información del Cártel de Cali y de los golpes
certeros que dieron Los Pepes (Perseguidos
por Pablo Escobar) a su organización,según
documentos y testimonios obtenidos por El
Nuevo Herald.

Pero ésa era una realidad incómoda para
aceptar.

En abril del año pasado, el jefe del Cártel de
Cali, Miguel Rodríguez Orejuela, explicó en
sus propias palabras lo que oficialmente
ninguno de los gobiernos beneficiados había
querido admitir.

Rodríguez, quien se encuentra bajo arresto cumpliendo una condena por
narcotráfico, declaró a la Fiscalía General de Colombia que en la búsqueda de
Pablo Escobar "las altas autoridades siempre estuvieron enteradas de que
éramos nosotros y nadie diferente los que poníamos en conocimiento y a su
servicio toda esta valiosa información, así como en algunas oportunidades
algunos informantes que fueron utilizados por ellos".

Al hablar de altas autoridades, explicó Rodríguez, se debía entender los
presidentes de la República Virgilio Barco (1986-1990) y César Gaviria
(1990-1994).

"En determinado momento y para no comprometer a las altas cabezas del
Ejército y la Policía, tuvimos que recurrir al hermano del extinto presidente
Virgilio Barco, de nombre Jorge Barco".

Según Rodríguez, Jorge se entrevistó con él y recibió "pruebas fehacientes" de
lo que estaba ocurriendo en el país. "Como persona de bien, se sorprendió
enormemente y después de documentarse (...) se entrevistó con su hermano, el
presidente Barco".

Desde ese día, el gobierno abrió sus radios a la frecuencias del cártel y los
miembros de esa organización, según el narcotraficante convicto, recibieron una
clave secreta para ser reconocidos en las comunicaciones con el director del
Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, general Miguel Maza Márquez.
Se llamarían Los Canarios.

No fue posible obtener un comentario de Jorge Barco. Maza Márquez ha negado
los vínculos estratégicos con el Cártel de Cali en otros episodios en los que ha
aparecido su nombre.

La información confidencial que compartieron con el gobierno, según Rodríguez,
se extendió hasta los primeros días del mes de diciembre de 1993, cuando se
acabó el motivo de su preocupación.

Escobar fue abatido el 2 de diciembre de 1993.

Asesorados por operarios de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense
(CIA) y otros agentes norteamericanos, los integrantes del Bloque de Búsqueda
lograron ubicar al narcotraficante mientras hablaba con su hijo Juan Pablo por
teléfono.

A fin de evitar filtraciones, sólo fueron enviados cuatro hombres. Dos de ellos
tumbaron la puerta principal y dieron muerte a Limón, el último de los sicarios
fieles del capo. Cuando Escobar trató de escapar por la ventana, cayó herido en
el techo. Un bala le había dado en un brazo. La Policía no descarta que cuando
el narcotraficante yacía herido en el tejado, uno de los agentes lo ejecutó.

"Había tanta ansiedad, que eso puede haber sido posible', dijo el coronel Oscar
Naranjo, quien dirigía el servicio de inteligencia de la Policía en esa época.

Años después, el contador del Cártel de Cali, Guillermo Pallomari, explicó en
una corte de Miami que cuando Miguel Rodríguez recibió la noticia por teléfono,
lo abrazó a él, llorando de emoción, y llamó de inmediato al fiscal general
Gustavo de Greiff para darle la noticia.

Pallomari, un experto en sistemas de computación que se acogió al programa
de protección de testigos de Estados Unidos, se encargó de diseñar una base
de datos en Cali con información sobre movimiento e intercepciones telefónicas
de Escobar, que compartían con el gobierno colombiano.

En una extensa carta al fiscal Bill Pearson, del sur de Miami, que fue aportada
en un juicio contra miembros del Cártel de Cali, el contador chileno ofreció
detalles de cómo operaba la red de información.

"Es importante que esté en su conocimiento", escribió Pallomari al fiscal, "que
el mismo presidente de Colombia, Dr. Gaviria, sabía de la colaboración [del
Cártel de Cali] para erradicar ese mal que era Pablo Escobar".

La alianza entre el Cártel de Cali, Los Pepes y los organismos antinarcóticos de
Colombia y Estados Unidos tuvo un precio muy alto en la lucha contra el
narcotráfico.

Mientras los jefes del cártel posaban como los adalides contra el
narcoterrorismo, y gozaban de un relativa libertad de acción como resultado de
esa alianza, sus ingresos por el tráfico de drogas aumentó escandalosamente.

Cuando la guerra contra Escobar culminó, el nuevo enemigo era el aliado de
ayer.