CASTRO PUSO NERVIOSOS A LOS SOVIETICOS EN 1962,
SEGUN DOCUMENTOS
Washington
AP
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La Nueva Cuba
Varias semanas después de que la Unión Soviética accediese
a retirar de Cuba
sus cohetes nucleares en 1962, Nikita Khrushchev se manifestó preocupado
ante
la posibilidad de que el "irracional" Fidel Castro renovase las tensiones
con
Estados Unidos e incluso provocase una guerra, según documentos
recién
divulgados.
Cuba "desea prácticamente arrastrarnos tras ella con una correa
y desea
lanzarnos con sus acciones a una guerra con Estados Unidos", dijo el jefe
soviético en una carta enviada el 16 de noviembre a su diplomático
Anastas
Mikoyan, que vigilaba el curso de la situación en La Habana.
El tema principal de la carta eran los vuelos de vigilancia que Estados
Unidos
enviaba a Cuba para comprobar el desmantelamiento de los cohetes instalados
en
la isla por Moscú. El dirigente comunista había accedido
en octubre a retirar sus
cohetes de la isla como parte de un acuerdo concertado con el presidente
John F.
Kennedy.
Pero Khurshchev temía que Castro ordenase a sus fuerzas derribar
los vuelos de
vigilancia de Estados Unidos sobre la isla, que el jefe cubano consideraba
como
una violación intolerable de la soberanía cubana.
El acuerdo soviético de retirar los cohetes se anunció el
29 de octubre, pero la
crisis no terminó en esa fecha, según revelan los documentos
divulgados con
ocasión del 40 aniversario de la crisis de los cohetes.
Parte de esos documentos, que revelan las preocupaciones de Khurshchev,
fueron
puestos a la disposición de The Associated Press en Washington.
Un documento militar cubano, marcado "máximo secreto", dijo que
las unidades
antiaéreas cubanas recibieron autoridad para abrir fuego contra
los "aviones
enemigos" el 18 de noviembre.
No hay pruebas empero de que la orden fuese jamás cumplida, y el
propio Castro
sugiere en un documento que luego se dio una contraorden.
En su comunicación, Khrushchev deplora que Cuba no tomase medidas
para evitar
una guerra.
"Si nuestros camaradas cubanos toman medidas que en su opinión protegen
sus
intereses, están en su pleno derecho", dijo Khrushchev.
"Pero nosotros tenemos que plantearles que debemos ser eximidos de toda
responsabilidad acerca de las consecuencias que sus medidas puedan tener
para
ellos.
"Si ellos no toman en consideración nuestros argumentos, es evidente
que nuestra
parte no puede asumir la responsabilidad de ello", agregó el soviético.