AL BORDE DE LA GUERRA NUCLEAR
La "crisis de los misiles” enfrentó a las superpotencias de entonces,
Estados Unidos y la Unión Soviética
Por Klaus Blume
DPA
La Habana
Cuba
La Prensa
Panamá
La Nueva Cuba
Hace 40 años, el mundo estuvo al borde de una guerra nuclear. Las
fuerzas de la
OTAN y del Pacto de Varsovia estaban en estado de máxima alerta,
los misiles se
encontraban listos para ser lanzados y las tripulaciones de los bombarderos
de
largo recorrido esperaban órdenes para entrar en acción.
La "crisis de Cuba", de octubre de 1962, entró en los anales de
la historia como el
enfrentamiento más peligroso entre las dos superpotencias de entonces,
Estados
Unidos y la Unión Soviética.
La crisis estalló a mediados de octubre cuando aviones de reconocimiento
estadounidenses descubrieron en Cuba plataformas de lanzamiento y numerosos
misiles de fabricación soviética. Poco menos que cuatro años
antes, en enero de
1959, Fidel Castro había tomado el poder en la mayor de las islas
del Caribe,
ubicada en las narices de Estados Unidos.
Después de la ruptura con Washington y la proclamación del
socialismo en la isla,
en 1961, el líder revolucionario cubano había comenzado a
orientarse cada vez
más -política y económicamente- hacia la Unión
Soviética. Para el presidente de
Estados Unidos, John F. Kennedy, el emplazamiento de los misiles de medio
alcance, dotados con cabezas nucleares, en la puerta de su propia casa
suponía
un desafío inaceptable.
Para empezar, Kennedy formó en Washington, en el secreto más
absoluto, un
comité de asesores y expertos para manejar la crisis. El 22 de octubre,
Kennedy
compareció ante las cámaras de la televisión para
anunciar un bloqueo naval a
todos los envíos de material bélico a Cuba.
En un principio, el líder soviético, Nikita Jruschov, desmintió
la existencia de las
armas ofensivas, pero finalmente cedió, el 26 de octubre, prometiendo
retirar los
misiles si Estados Unidos se comprometía a no invadir Cuba. Kennedy
aceptó, y
el 28 de octubre Jruschov anunció el retiro de los misiles.
De esta manera, el conflicto más peligroso de la Guerra Fría
se convirtió también
en un ejemplo clásico de cómo manejar con éxito una
situación de crisis. Kennedy
cumplió también con la segunda exigencia soviética,
la retirada de los misiles
estadounidenses de medio alcance estacionados en Turquía, aunque
esta
concesión no se dio a conocer en un principio.
Todavía hoy, 40 años después, los motivos de Jruschov
de desafiar a Kennedy son
objeto de discusión. En una entrevista publicada este año
en el semanario alemán
Der Spiegel, Serguei Jruschov, hijo del difunto líder soviético,
rechazó la teoría
ampliamente extendida según la cual los misiles iban a ser utilizados
como
instrumento de presión en futuras negociaciones con Estados Unidos
sobre el
estatuto de Berlín Oeste.
"Los misiles no servían para ejercer presión en la cuestión
Berlín. No, mi padre
quería disuadir a los norteamericanos para que no atacaran Cuba",
aseguró el hijo
de Jruschov. Según Serguei Jruschov, su padre se vio obligado, como
líder de una
potencia mundial, a defender a su aliado Castro para no perder su prestigio.
De todos los líderes que intervinieron en la "crisis de los misiles",
el único que aún
vive y que permanece en el poder es el presidente y líder comunista
de Cuba, Fidel
Castro. En los 40 años siguientes a la crisis de los misiles, Estados
Unidos nunca
atacó Cuba, y con su política de bloqueo económico
más bien ha afianzado, en
vez de debilitado, la posición de Castro.
Hace 40 años, Castro reprochaba a Jruschov el haber pactado un acuerdo
con
Kennedy sin consultar a los cubanos. En aquellos días, manifestantes
furiosos
desfilaron por las calles de La Habana coreando consignas contra el líder
soviético:
"Nikita, mariquita, lo que se da no se quita".