Santiago --(EFE)-- El presidente chileno, Eduardo Frei, promulgó
el
martes, tras cinco años de trámite, una ley que
termina en Chile con la
figura discriminatoria de hijos ``ilegítimos'', a los
que se les niegan
derechos civiles y sociales desde hace 140 años.
``Se ha dejado detrás una situación casi vergonzosa
(...). A partir de hoy
todos los niños chilenos serán iguales'', proclamó
Frei al firmar el texto
legislativo en una ceremonia en el Patio de los Naranjos del
palacio
presidencial de La Moneda, a la que asistieron más de
un centenar de
escolares, así como ministros y dirigentes políticos.
``Con esta ley ya no habrá hijos de primera o de segunda
categoría.
Hemos sido capaces de superar desigualdades y discriminaciones
del
pasado'', subrayó el mandatario.
Añadió que ésta es ``la reforma más
importante al código civil chileno,
sólo comparable a la que originó la ley de matrimonio,
hace ya más de
100 años''.
La ley establece la igualdad de derechos hereditarios, de alimentos
y de
parentesco entre todos los hijos nacidos en Chile, a los que
les otorga
además el derecho a reclamar la paternidad responsable
a través de
pruebas como el examen de ADN.
La nueva ley regirá con efecto retroactivo y beneficiará
a casi al 44 por
ciento del total de los niños que nacen anualmente en
Chile, la mayoría
hijos de madres solteras o de mujeres separadas, viudas o con
sus
matrimonios anulados.
En Chile no existe divorcio, por lo que las parejas que quieren
volver a
casarse deben anular previamente su matrimonio anterior con argucias
legales, como errores en los datos que suministraron al casarse
por
primera vez.
En 1997 nacieron en Chile 260,000 niños, de los que 114,000
fueron
registrados como ilegítimos, el 44 por ciento del total.
``Este es un acto de reparación para todos los que debieron
cargar con
la postergación y la segregación'', indicó
Frei.
La antigua legislación establecía que sólo
son legítimos los hijos nacidos
dentro del matrimonio, al resto se les denominaba ``ilegítimos'',
categoría
que se dividía entre hijos naturales (reconocidos por
uno o por los dos
progenitores) e ilegítimos propiamente tales (no reconocidos
por nadie).
Los efectos de estas diferencias implicaban desde la vergüenza
social
hasta las normas explícitas en el código civil
según el cual un hijo natural
sólo podía heredar la mitad de lo que recibía
el legítimo, y el ilegítimo no
tenía derecho a nada, ni siquiera a tener parientes.
La persistencia de esta división convirtió por décadas
a Chile en el único
país de América que practicaba esta discriminación.
La ministra de la Mujer, Josefina Bilbao, una de las gestoras
de la
iniciativa presentada hace cinco años al Parlamento, calificó
de
``histórica'' la aprobación y promulgación
de la nueva ley.
``Estoy muy emocionada que después de cinco años
de trabajo llegara
este momento en el cual efectivamente estamos terminando con
una
discriminación tan odiosa. Me llena de felicidad porque
además hemos
hecho un trabajo muy bueno y creo que el proyecto de ley va a
fortalecer el trabajo con la familia'', dijo Bilbao.
El tema ha sido muy sensible y tiene raíces históricas
profundas en este
país, donde incluso el prócer de la independencia,
Bernardo O'Higgins,
nació ilegítimo y fue tildado de ``huacho'' o ``bastardo''
por la oligarquía
de entonces.
Copyright © 1998 El Nuevo Herald