Tras la exitosa operación que permitió la captura del ex jefe político del FPMR, en Argentina, los policías a cargo de la investigación quieren determinar de dónde obtuvo los recursos para lograr la situación económica acomodada que tenía bajo la identidad falsa de Héctor Daniel Mondaca.
Con la detención de Galvarino Apablaza, y la comprobación de que utilizó por al menos ocho años la identidad falsa del ciudadano argentino, Héctor Daniel Mondaca, en ese país, la Inteligencia Policial chilena se abocó a investigar de dónde sacó los recursos económicos necesarios para adquirir las dos propiedades que mantenía a su nombre en el sector de Moreno, en las cercanías de Buenos Aires.
Esto, porque Mondaca resultó ser el ex jefe del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, acusado y procesado en las últimas horas como uno de los autores del homicidio del senador de la UDI, Jaime Guzmán y del secuestro del empresario Cristián Edwardas.
Con el apoyo de la División Unidad Antiterrorista de la Policía federal argentina, tras la exitosa Operación Cordillera, instancia que permitió la coordinación de ambas policías para la captura de Apablaza, se inició una investigación para analizar los antecedentes que existen sobre los bienes que Apablaza mantenía en ese país, bajo la identidad de Héctor Daniel Mondaca.
Se trata de las parcelas de agrado ubicadas en Rocha Blaquier Nº 1517 y en la calle Schiffeli Nº 1652, ambas en Moreno. Según los cálculos estimados por los investigadores, se trataría de propiedades avaluadas en al menos 100 mil dólares cada una.
Hasta hora, sólo se ha podido establecer que Apablaza laboró, en ese país, bajo la calidad de empleado de imprenta pero sus ingresos no eran suficientes para la adquisición de dichas propiedades.
Las fuente consultada por este diario indicaron que “con el trabajo que él realizaba, no era necesaria la presentación de documentación tributaria. Es decir, lo que se ha recopilado hasta hora es que no tenía que realizar declaraciones extras, como las que debió hacer por la compra de esas propiedades”
Los bienes
Cada uno de los bienes de Apablaza está siendo rastreado en los sistemas de registro de propiedades de Buenos Aires, en lo que sería el símil de los Conservadores de Bienes Raíces en Chile.
Para ello, la policía argentina ya cuenta con una nueva orden de investigar dictada por el juez Claudio Bonadío, titular del Juzgado Criminal y en lo Correccional Federal Numero 11, quien abrió un proceso criminal en contra de Héctor Daniel Mondaca (Galvarino Apablaza) por el delito de uso de documentación adulterada.
La causa se inició una vez que ambas policías tuvieron la certeza, en junio de este año, de que se trataba de una identidad falsa y que Apablaza la había adquirido para residir en Argentina ilegalmente, junto a su familia.
De allí que la policía chilena sospeche que Apablaza pueda haber realizado inversiones con dineros que mantenía antes de su llegada a Argentina y que puedan ser parte del botín de atracos realizados por el FPMR, antes de que fueran capturados los integrantes de la parte que se separó del movimiento subversivo y que encabezó Apablaza.
Amenazas
Aunque en fuentes allegadas a la familia de Apablaza el hecho no es confirmado ni desmentido, este diario obtuvo una versión policial que indica que Galvarino Apablaza mantenía sus domicilios ocultos, incluso, para sus ex compañeros de armas del FPMR.
La situación afectaría no sólo a quienes permanecieron activos en la agrupación, después de 1991, sino que también a quienes se fugaron desde la Cárcel de Alta Seguridad, en diciembre de 1996, Mauricio Hernández Norambuena (el comandante Ramiro, detenido en Brasil por el secuestro del empresario Washintong Olivetto), Patricio Ortiz Montenegro (oculto en Suiza y de quien su extradición fue rechazada), Ricardo Palma Salamanca y Mauricio Muñoz Hoffman (ambos con paradero desconocido, pero que estuvieron largo tiempo ocultos en Cuba).
De allí, ser informó, la explicación de las amplias medidas de seguridad que Apablaza mantenía en sus dos domicilios del balneario de Moreno, las que incluían rejas reforzadas, cercas electrificadas y un cierre perimetral de alambras púa. Esto, además de cuatro perros guardianes que rodeaban cada uno de los jardines de las viviendas.
Las tesis policiales, informaron fuentes de inteligencia a este diario, se están afinando conforme se van recopilando más antecedentes. Pero lo que sí está claro es “que mantenía una vida con rutinas típicas de personas que están en situación de riesgo y que tienen conocimiento de técnicas para defensa de lugares o rutinas seguras para evitar acciones hostiles”.