Mala sorpresa para Posada y Remón
JEAN-GUY ALLARD
Enviado especial
PANAMÁ, 3 de septiembre.— Para la reapertura, después de
9 meses de
suspensión efectiva, de su audiencia preliminar ante el Juzgado
Quinto Penal
de Panamá, el abogado Julio Berrios, representando a la Central
de los
Trabajadores de Panamá, reservaba una sorpresa a Posada y Pedro
Remón. El
bien conocido jurista reveló que depositaba, ayer mismo, una querella
en contra
de las autoridades carcelarias ante el fiscal anticorrupción de
la República, con
motivo de las innumerables entrevistas con la prensa autorizadas por la
dirección de la cárcel El Renacer.
Desde los jardines de la institución, con vista al Canal de Panamá,
o dentro de
la lujosa oficina del propio director, Ricardo Apu, los dos terroristas
internacionales, a veces acompañados de sus cómplices Gaspar
Jiménez y
Guillermo Novo, han desarrollado, en el curso de los últimos meses,
una
verdadera campaña de prensa que se reflejó en una veintena
de reportajes en
distintos medios de comunicación de Florida, El Salvador y Panamá.
Beneficiándose de condiciones de detención totalmente distintas
de las de los
demás presos de la nación istmeña, los cuatro connotados
matones de la
mafia miamense están autorizados, señala el documento del
abogado Berrios,
a que "utilicen celulares, hagan y reciban llamadas internacionales, reciban
constantes visitas de supuestos familiares y miembros de las organizaciones
de exiliados cubanos con sede en Miami, privilegios estos que no tienen
los
detenidos panameños".
La querella denuncia que tanto el director Apu como su jefa, Concepción
Corro
del Tello, directora general del sistema penitenciario panameño,
han permitido
que los cuatro criminales de la larga y sangrienta trayectoria hagan
"declaraciones a medios televisivos y escritos tanto nacionales como
extranjeros, con contenido político y atacando al Gobierno de la
República de
Cuba con el cual mantenemos relaciones comerciales, diplomáticas,
de
cooperación y amistad".
Estas autorizaciones, indica el documento, fueron dadas "en abierta
extralimitación de funciones y abuso de autoridad".
REMÓN PIERDE SU ARROGANCIA
Aparentemente muy seguro de sí cuando llegó frente al tribunal
con Posada y
sus otros cómplices, Pedro Crispín Remón perdió
repentinamente su
arrogancia cuando la secretaria de la Corte hizo la relación de
sus crímenes, al
efectuar la lectura de la vista fiscal. Todas las miradas de las personas
presentes se orientaron hacia él cuando se mencionó cómo,
en New Jersey,
había ejecutado fríamente con su ametralladora MAC-10 al
cubano-americano
José Negrín, ante los ojos de su hijo de doce años.
La cara del terrorista se
enrojeció bruscamente cuando se mencionó cómo había
sido horrorizada la
comunidad cubano-americana de New Jersey al ser revelados los detalles
del
crimen.
Vestidos de trajes y corbatas —Posada se puso elegante, usando un traje
color hueso— los cuatro individuos se parecen a prósperos negociantes,
en la
primera fila de los asientos reservados a los acusados. Atendidos con una
insuperable amabilidad por sus guardias, se permitieron levantarse, antes
de la
apertura de la audiencia, para conversar libremente con elementos como
el
terrorista miamense Ignacio Castro-Matos y otros elementos que ocupan los
primeros asientos de la sección de la sala más cercana al
espacio de los
inculpados.
En el medio de la audiencia, cada uno solicitó satisfacer sus necesidades
fisiológicas y salió de la sala durante varios minutos mientras
se proseguía la
lectura de las 175 páginas de la Vista Fiscal Número 200,
que resume el
contenido de los 45 tomos de documentos depositados ante el tribunal. Esta
lectura ocupó el día entero de ayer, en esta sala relativamente
pequeña
—menos de 100 asientos— cuyas ventanas han sido tapadas con bandas de
papel para evitar que los camarógrafos hagan imágenes de
los acusados a
través de las rejas. Algo un poco paradójico, cuando se autoriza
a los mismos
individuos a recibir a la prensa en sus apartamentos carcelarios.
LA VERDADERA CARA DE CUATRO "INOCENTES"
Sin embargo, la lectura del enorme documento, aunque a veces aburrida,
ha
permitido al público presente darse cuenta de la verdadera identidad
de estos
cuatro señores que proclaman obsesivamente su inocencia. Se supo
así cada
elemento de los antecedentes penales en Estados Unidos de cada uno de los
cuatro personajes, a través de una relación entregada por
la propia Embajada
de ese país a solicitud expresa de las autoridades judiciales panameñas.
Ahí,
como también en documentos desclasificados del FBI que se señalaron,
aparecieron varios antecedentes poco conocidos de Posada, las ejecuciones
realizadas por Remón por cuenta de Omega-7, las actividades conspirativas
de
Novo y las maniobras de Jiménez para escapar a la justicia mexicana.
El documento describe con un gran número de detalles los varios
movimientos
efectuados por los cuatro conspiradores principales de este complot, entre
Costa Rica y Ciudad de Panamá, desde la finca de Jacu del también
terrorista
José Valladares, en Chiriqui, a seis kilómetros de la frontera
costarricense
hasta el aparthotel Coral Suite, en la capital, donde los sorprendió
la policía.
La vista señala cómo cada uno de los terroristas se negó
obstinadamente a
someterse a la prueba de ADN que establecería de manera categórica
e
indiscutible, según los peritos de la policía técnica
judicial, el lazo entre ellos y
los explosivos descubiertos en el carro alquilado por el propio Posada.
En fin, todas las personas presentes se aprendieron cada detalle de la
fabricación del artefacto explosivo concebido por Posada y sus cómplices
desde el radio control de fabricación taiwanesa hasta sus pilas
de marca
Duracell, el conjunto habiendo sido montado "con mucho conocimiento por
un
profesional de los explosivos", según el autor de un informe técnico.
Entre otros detalles, se supo que las 33,4 libras de explosivos C-4 fueron
recuperadas en una maleta promocional llevando, irónicamente, el
logo del
Miami Herald.
También se supo cómo, de común acuerdo, los cuatro
sospechosos repitieron
constantemente su cuento según el cual iban a ayudar a una importante
figura
de la Seguridad cubana a "desertar".
¡LA SOLIDARIDAD, PRESENTE!
La pequeña tropa de los terroristas miamenses, dominada por Castro
Matos
—un febril cómplice de Posada en las sangrientas operaciones represivas
de
este en Venezuela y El Salvador— está compuesta por Reinaldo Peñalver,
Jorge "Güiro" Borrego, Sergio Díaz y las respectivas esposas
de Posada, Novo
y Jiménez. Desde su llegada, se reúnen en el lobby del Hotel
Ejecutivo donde
celebran sesiones de autocomplacencia.
A su salida de la sala del tribunal, ayer, la quincena de miamenses tuvo
que
enfrentar a unos 200 manifestantes de la solidaridad, con decenas de
banderas, quienes les repitieron enérgicamente unos lemas cuyo mensaje
no
podía ser expresado con más claridad...
Las cámaras de una docena de cadenas televisivas registraron para
la difusión
aquellos momentos. Los representantes de la mafia terrorista de Miami tuvieron
la oportunidad de darse cuenta de que el pueblo panameño nunca tolerará
que
se use su territorio para cometer fechorías en contra del hermano
pueblo
cubano.
La audiencia preliminar continuará mañana y se extenderá,
según varios
abogados presentes, hasta el viernes.
Interrogado sobre su valoración de la sentencia que pudiera recibir
Posada
después del juicio, Rogelio Cruz, el abogado contratado por la cúpula
de Miami
para defender a sus protegidos, situó a siete años de cárcel
la eventual
condena.
Parece que Miami, de verdad, ha dejado de ilusionarse.