Decide justicia panameña juzgar a Posada y sus cómplices
Los terroristas, sus abogados y los partidarios de sus acciones, no solo
tuvieron que asumir
el camino de la cárcel, sin posibilidad de liberación en
un futuro previsible, sino, además,
tuvieron que darse cuenta de que triunfó la justicia a pesar de
meses y meses de
inversiones en una ruidosa e indecente campaña de prensa y de mentiras
JEAN-GUY ALLARD
Enviado especial
PANAMÁ, 6 de septiembre — Para Luis Posada Carriles y sus semejantes,
los
que tiene a su lado y los que se benefician de la impunidad en Miami, la
derrota
fue completa. Y para los defensores de la verdad y de la dignidad, luchando
contra la muerte y el terror, la victoria resultó ejemplar. Es que,
sencillamente,
Posada, sus cómplices, sus abogados y los partidarios del terrorismo,
no solo
tuvieron que retomar el camino de la cárcel, sin posibilidad de
liberación en un
futuro previsible, sino, además, tuvieron que darse cuenta de que
triunfó la
justicia a pesar de meses y meses de inversiones en una ruidosa e indecente
campaña de prensa y de mentiras.
Peor aún, en el campo de los "bandoleros del terror", la defensa
llegó a ofender
groseramente tanto a la Fiscalía como al propio Juez con una serie
de
intervenciones y de amenazas hechas para el "show", pero propiamente
desastrosas en el contexto jurídico. Rogelio Cruz, el ex procurador
de la
República depuesto por sus nexos con el narcotráfico colombiano,
bajó el nivel
de su alegato hasta decir que el expediente del Ministerio Público
era "una
basura" y amenazar al juez con una protesta ante organismos internacionales
de... "derechos humanos".
El colmo de lo absurdo para el representante de individuos que, toda la
vida, y
según las propias fichas del FBI norteamericano, se dedicaron a
matar
inocentes e instar a otros a matar inocentes.
Acercándose a centímetros del juez Enrique Paniza y amenazándolo
con el
índice, Cruz espetó al magistrado: "Usted ha cerrado sus
ojos a la verdad". Una
auténtica falta de respeto, después de haber también
declarado que el
Presidente del tribunal —quien siempre actuó con una reserva intachable—
era
prejuiciado y que tenía ya la "intención" de llamar los acusados
a juicio antes
de oir sus argumentos: "Creó que usted ya tiene una decisión,
señor juez",
dijo.
"Los jueces no respetan las libertades públicas", comentó
fuera de la sala de
audiencia, ofreciéndose la libertad de presentar la imagen que le
conviene del
mismo para su clientela de Miami, la que, en definitiva, contribuye a garantizar
su prosperidad.
Con mucha justeza, uno de los abogados querellantes representando los
grupos populares, el Doctor Rafael Rodríguez, se preguntó,
en conversación
con Granma, cómo su colega llegaría a justificar sus millonarias
retribuciones
después de tal fracaso.
UN OLOR A FRUSTRACIÓN
"Esto es la culpa de Cuba que quiere controlar al mundo", gritaba con rabia
en
un celular, la "corresponsal" no acreditada de Ninoska Pérez-Castellón,
al pie
de la escalera de la entrada del Tribunal Marítimo donde sesionaba
la corte. "¡Y
yo, que pensaba que Panamá era un país democrático!",
añadió con
frustración.
La intervención final del juez Paniza —durante la cual presentó
con mucho
cuidado y sabiduría los elementos que lo llevaron a llamar a juicio
a los
terroristas imputados, apoyándose en una extensa jurisprudencia—
duró más
de tres horas, que acabaron con los nervios de la minúscula tropa
de Miami
que, pronto, terminó reunida en el pasillo... mientras Posada, Remón
y Novo
desfilaban, uno después del otro, en la sala para pasar al baño.
Jiménez
—quien sigue alejándose de los demás— se quedó...
dormido en su asiento.
Finalmente, alrededor de la medianoche, el magistrado concluyó al
llamar a
juicio a Posada, Remón, Novo y Jiménez así como a
Raúl Rodríguez
Hamouzova, otro terrorista cubano-americano que desapareció al momento
del
arresto de Posada. Radicado en El Salvador, Hamouzova está representado
por
un abogado y, aunque prófugo de la ley, será también
juzgado por los delitos
de asociación ilícita para delinquir, atentar contra la seguridad
colectiva y
posesión ilegal de explosivos.
El juez también abrió una causa contra César Matamoros,
representante de la
mafia terrorista miamense en Panamá, quien aseguró la logística
de Posada
para el intento de atentado y trató de engañar tanto a la
policía como a la
fiscalía, y su empleado, José Manuel Hurtado Viverez, un
humilde panameño
que los abogados querellantes consideran víctima de un patrón
abusador.
Por otro lado, el juez Paniza hizo muestra de clemencia hacía los
panameños
Concepción Figueroa y Francisco Arrocha, también víctimas
de las órdenes
dadas por Matamoros a su empleado, y confirmó la extinción
de la acción
penal en contra del terrorista José Valladares —el de la finca Jacu
donde se
recepcionaron los explosivos— muerto en noviembre del 2002.
EN PRIMERA PLANA, EL TERRORISTA POSADA
Por primera vez esta semana, Posada y sus matones ocuparon la primera
posición en los titulares de la prensa escrita, mientras la televisión
siguió
presentando un material abundante y equilibrado.
"A juicio cubanos por complot contra Fidel", anuncia sobre cinco columnas
el
título principal de El Panamá América, con el subtítulo
"El Juez quinto penal
encontró suficientes evidencias para realizar una audiencia de fondo".
La
Prensa proclama a lo largo de la primera plana: "Posada Carriles, a juicio"
con
una foto del terrorista firmemente agarrado por un policía vestido
de civil.
Aunque bastante amplia y dinámica por parte de los medios televisivos,
la
cobertura periodística dada a Posada Carriles en Panamá,
desde su arresto, tal
como en los cables de las principales agencias internacionales, evita
deliberadamente subrayar las características de terroristas internacionales
de
los cuatro individuos.
En realidad, esta causa reúne todos los elementos para ser una causa
célebre
al nivel global, si no fuera por las orientaciones determinadas por los
grandes
carteles de la información:
• Posada hizo explotar un avión en pleno vuelo, con lo que mató
a 73 personas;
torturó en varios países hasta con la complicidad de la policía
de Pinochet; fue
implicado en el asesinato del presidente Kennedy hasta el punto de que
ciertos
expertos van hasta situarlo en Dealey Plaza con el dedo en el gatillo.
• Remón mató en plena calle de Manhattan a un diplomático
cubano en la ONU
y a un cubano-americano, frente a su hijo de 12 años, con ráfagas
de MAC-10.
• Novo participó en el asesinato del ex canciller chileno Orlando
Letelier y su
colaboradora Ronni Moffit, y dirigió operaciones de la siniestra
CORU que
realizó más de 50 atentados en los cuales participó
personalmente, desde
Canadá hasta América Latina.
• Jiménez mató a un funcionario cubano en México,
ordenó la muerte de dos
diplomáticos en Argentina y les hizo sepultar en los cimientos de
un edificio en
construcción, además de unos cuantos otros crímenes.
Todos fueron vinculados, de una forma u otra, al narcotráfico.
¿Qué más quiere CNN para garantizarse su sacrosantos ratings?
Pero las grandes cadenas "universales" de desinformación se quedaron
ignorando la pequeña sala del Tribunal Marítimo de Panamá...
mientras la
Embajadora norteamericana en el istmo condenaba públicamente, el
jueves, el
terrorismo, pero el otro... el de los fundamentalistas del Medio Oriente.
Ignoraba
el de Miami-Dade.
Fuera de la corte, en el parqueo vacío invadido por la noche, Rogelio
Cruz
repetía hasta la saciedad sus elucubraciones destinadas a su mercado
norteño, donde sólo se oyen sus versiones. "Nunca dejaré
de defender a mis
clientes", proclamó. Nadie se sorprendió. ¿Cómo
abandonar tan pródiga fuente
de ingresos?