Los paramilitares, primeros beneficiados con la ruptura del proceso de paz
Ante la posible ruptura del proceso de paz en enero, Carlos
Castaño, líder de las Auc, prometió una guerra frontal
contra las
Farc, que debería comenzar inmediatamente se declarara muerto el
proceso de paz.
La primera gran ventaja que les concede a los ‘paras’ el fin de las negociaciones
va
precisamente por esa línea: poder reclamar que tenían razón
cuando clamaban que el
proceso era un adefesio en el cual las Farc estaban obteniendo ventajas
estratégicas y a
cambio no concedían nada.
Partiendo de allí, y como aseguró en la crisis de enero el
coronel (r) Carlos A. Velásquez, “las
Auc pueden encaminarse a crecer en el nivel de aceptabilidad de la gente
como un mal menor
para combatir un mal mayor”.
Según él, eso puede redundar en la ampliación del
espacio político que desde 1996 están
empeñados en lograr. Sin embargo, esa oportunidad de crecimiento
en el plano ideológico y
de inserción popular también depende de una disminución
drástica de los niveles de brutalidad
y barbarie que han utilizado hasta el momento en muchas de sus acciones
militares.
Un factor que las va a favorecer enormemente, sobre todo en el plano estratégico,
es que la
presión del Ejército sobre ellas debe disminuir de modo ostensible.
La Fuerza Pública va a
estar totalmente ocupada en su enfrentamiento con la guerrilla y difícilmente
va a poder
atender algún frente distinto de guerra.
El general (r) y analista político Álvaro Valencia Tovar
comparte esta tesis. Sin embargo,
advierte que puede ser nociva para los militares: “las dificultades para
operar contra las
autodefensas van a ser aprovechadas para acusar al Ejército de connivencia
con dichas
organizaciones al margen de la ley”.
Por otra parte, la guerra total que se prevé deben desencadenar
las Farc sin proceso de paz,
puede ayudar incluso económicamente a las autodefensas, que pueden
ampliar su ‘base de
contribuyentes’ entre grupos cada vez mayores, y diferentes del narcotráfico
habitual.
Además de ‘guerra total’, es muy probable que las Farc arrecien
sus secuestros y extorsiones.
La preocupación del coronel Velásquez, en ese sentido, es
que bajo el argumento de
proveerles seguridad, los paramilitares van a encontrar un ambiente de
miedo en el que
puedan hacer proselitismo y conseguir nuevos tributarios.
Por último, militarmente las Auc quedan liberadas del tapón
que implicaba la zona de despeje.
“Quedan con las manos mucho más sueltas”, asegura el analista y
ex guerrillero León
Valencia. “Los veo copando territorios en el sur y colonizando sin tanta
dificultad por el lado
del Meta”.
La consecuencia inmediata e inevitable, de todos modos, es un escalamiento
de
consecuencias imprevisibles de la lucha entre ‘paras’ y guerrilla. No se
puede desestimar que
con el fin del despeje, más de cinco mil guerrilleros que custodiaban
el Caguán también
quedan liberados y listos para hacer contraofensivas. El año pasado,
ya le demostraron a las
autodefensas que pueden combatirlos incluso en su retaguardia estratégica.
Su ataque en el
nudo de Paramillo así lo reveló.