Ya es hora de parar de repetir que Estrada Palma era Cuáquero
Margarita García-Estévez, Ph.D.
Departamento de Psicología
Montclair State University
Montclair, NJ 07043
garciam@mail.montclair.edu
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Sabemos que el primer presidente de Cuba
ha sido vilipendiado, difamado y maldecido por los comunistas. Muchos sabemos
que en el afán de borrarlo de
la memoria cubana, lo que fue su estatua en la Avenida de los Presidentes
en La Habana ha sido convertida en un pedestal sin nombre, sosteniendo
solo dos
zapatos de bronce. Es hora, tal vez, de derribar un mito con respecto
a Don Tomás, que aunque inocuo en comparación a otras cosas
que se han dicho sobre él,
constituye – de todos modos – una afirmación incorrecta. Me
refiero al mito de que Estrada Palma se había convertido a la “Sociedad
Religiosa de los Amigos,” o
sea a la religión Cuáquera.
Decidí investigar la veracidad
de esa aserción cuando el profesor Louis A. Pérez de la Universidad
de North Carolina dijo en forma tajante y autoritaria en
el documental “José Martí: Legacy of Freedom,” recientemente
transmitido por PBS, que “Estrada Palma era Cuáquero.” Busqué
en los dos libros que yo tengo del
susodicho profesor (“Cuba Between Empires,” y “On Becoming Cuban”)
y aunque la misma aserción viene en ambos, en ninguno viene la citación
de la fuente.
En otros libros, artículos y
documentos del internet recientes, se repite el mito. Así lo dice
J. Font, en su documento de internet “The Quakers Wore
Guayaberas” del mes de mayo de este año. Font también
dice que Estrada Palma vivió en “Happy Valley” en el estado de Nueva
York, lo que constituye un error –
que mas abajo veremos quien lo cometió por primera vez – porque
el nombre del pueblo es “Central Valley.” El mito es también repetido
por Monseñor Suárez
Polcari, en su “Historia de la Iglesia Católica en Cuba” publicada
el año pasado. Hablando de la controversia que surgió a principios
de la república con respecto al
nombramiento del nuevo obispo de La Habana, Monseñor Suárez
Polcari dice que don Tomas no quiso envolverse en materias eclesiásticas
porque “era
Cuáquero.”
J. M. Yaremko en su “U.S. Protestant
Missions in Cuba: From Independence to Castro,” publicada en el año
2000, también repite el mito. Ninguno de
estos autores indica la fuente de este dato.
Sin embargo, en ninguno de los textos
clásicos de historia de Cuba – de Márquez Sterling, o Portel
Vilá, o Calixto Masó, o Ramiro Guerra – se dice nada
de la afiliación Cuáquera de Estrada Palma. Tampoco se
menciona en las ediciones de antes y durante la presidencia de Estrada
Palma, ni en las reseñas de las
ceremonias del 20 de mayo de 1902 del Diario de la Marina ni
del New York Times.
Entonces decidí ir a fuentes
mas rigurosas: la biblioteca histórica Cuáquera de la universidad
de Swarthmore en Pennsylvania y la Sociedad Histórica del
pueblo de Central Valley en el estado de Nueva York donde Estrada Palma
vivió por unos meses en 1879 y después por 19 años
seguidos a partir de 1883. Lo
que descubrí fue que Estrada Palma tenía amigos que habían
sido Cuáqueros, pero ninguna evidencia de él se hubiera “convertido.”
Por ejemplo, un matrimonio
íntimo amigo de Don Tomás y su familia era el compuesto
por David y Susana Cornell de Central Valley. Los dos eran maestros y trabajaron
en el Instituto Estrada
Palma; los dos crecieron como Cuáqueros, pero interesantemente
David había sido “expulsado” del grupo unos años antes de
la llegada de Estrada Palma por no
asistir a las reuniones y por permitir que hubieran bailes en su casa.
Cuando Estrada Palma regresó a Cuba a asumir la presidencia en abril
de 1902 quiso
desembarcar por Gibara, el mismo puerto de donde había salido
como prisionero político de los españoles 25 años
antes. El se había jurado a sí mismo no regresar
hasta que Cuba fuera libre. En Gibara, por coincidencia se habían
establecidos unos misioneros cuáqueros durante la ocupación
norteamericana y ellos, con los
niños alumnos de su “Colegio de los Amigos” (o sea la escuela
cuáquera local) estuvieron presentes en las ceremonias derecibimiento
del nuevo presidente. En la
correspondencia del misionero en esa día y esa época
aparece una descripción detallada de las ceremonias y de los adornos
y decoraciones erigidos en el pueblo,
pero no se menciona en ningún momento que el presidente electo
fuera compañero de religión.
¿De dónde salió
entonces el mito? De alguien a partir de 1959.pero ¿de quien? Fue
Marcos Antonio Ramos en su difícil-de-conseguir libro titulado
“Panorama del Protestantismo en Cuba” quien aclaró el misterio.
El autor del mito fue nada menos que el “lord” británico Hugh Thomas
en su libro sobre Cuba de
1971. En él, el famoso historiador también cometió
otro error al llamarle “Happy Valley” en vez de Central Valley al pueblo
donde vivió Estrada Palma en Nueva
York. Le escribí al Lord Thomas of Swynnerton, y él tuvo
la gentileza de responderme: “No tengo récord de la razón
por la cual describí a Estrada Palma como
Cuáquero. Supongo que debo haber cometido un error.”
¿Por qué ha sido el mito
repetido innumerables veces por escritores cubanos y extranjeros, de la
isla y del exilio? Tal vez por dejadez. Es mas fácil repetir
que investigar, y después de todo Hugh Thomas tiene una gran
reputación (a pesar de que Angel Aparicio Laurencio escribió
una crítica mordaz contra el libro y el
autor). Pero tal vez todo empezó por un sutil designio de historiadores
revisionistas cumpliendo una consigna del gobierno cubano que le facilitaron
esa falacia a Hugh Thomas. El pintar a Estrada Palma como Cuáquero
lo separa un poco de la idiosincrasia cubana y lo une filosóficamente
aun mas a los anglosajones y a los Estados Unidos. Las religiones protestantes
no eran nativas cubanas, sino venían del norte, hablando en inglés.
Dado que Don Tomás ha sido llamado marioneta del “imperialismo yankee,”
ponerlo como Cuáquero pega perfectamente con el resto de las calumnias
que se han echado sobre nuestro primer presidente.
El 9 de julio se cumplió un aniversario
mas (el número 169) del natalicio de don Tomás Estrada Palma.
Ya es hora de parar de repetir que el era Cuáquero
y de empezar a rectificar su figura en la historia de Cuba.